Nace en el hogar conformado por el caballero santanense Don Diocles Benjamín Mera Moreira y la dama montecristense Doña Ida Filadelfia Mero Anchundia, un 23 de febrero de 1976, siendo la quinta entre nueve hermanos; su niñez transcurre en su ciudad natal Montecristi.
Desde pequeña demuestra su solidaridad y su especial encanto por las letras, talento heredado por su tío materno el Escritor Don Epifanio Mero Anchundia Casada con Econ. Fredy Parrales Castillo, procreando en este hogar tres hijos: María Danella; Giullia Arlette y Freddy Elian. Considera que la base de su hogar radica en el amor, la confianza y la solidaridad.
Estudios Realizados:
🔅Profesora de Segunda Enseñanza especialidad Historia y Geografía.
🔅Licenciada en la especialidad de Historia y Geografía. 🔅Magister en Gerencia Educativa.
Experiencia laboral:
🔅Docente del Colegio Particular Nocturno Montecristi.
🔅Unidad Educativa Mis Primeros Pasos.
🔅Unidad Educativa Particular Eloy Alfaro.
🔅Escuela de Educación Básica Enna Betty García García.
🔅Unidad Educativa del Milenio Réplica Manta.
Gusta de la lectura y todo aquello que promueva el crecimiento personal, considera que el ser humano nunca deja de aprender e innovar. Siente admiración por aquellas personas que incursionan en la escritura, en el arte, por la sensibilidad que emanan.
Incursiona en el arte de escribir cuentos y relatos que incentiven el desarrollo de la fantasía en niños y adolescentes. Además, escribe microrrelatos eróticos, como expresión de la sexualidad y afectividad en el ser humano.
Obra publicada
🔅Cuento “El Misterio de la Playa Manteña” publicado en Fábulas del Mar.
🔅Relatos y Leyendas de nuestras Costas.
Obra por publicar.
🔅Entre Sábanas Y Deseos. Microrrelatos Eróticos.
EL MISTERIO DE LA PLAYA MANTEÑA
Cuento, ganador de la Estrella del Mar.
Autora. Birmania Mera.
Hace ya mucho tiempo, tanto que ya no recuerdo, cuál fue la vez que mis oídos lograron escuchar aquel hermoso cántico, que salía de entre las olas del inmenso océano, al golpear contra las rocas de aquella ribera marina, región costanera de hermosos parajes que invitan a vivir presurosos todos los días del año.
Solía caminar cada noche después de las 11;00, al caer el sol sobre el ocaso, donde el oleaje emitía su más bella melodía. Mi sensible ser quería saber lo que realmente ocurría bajo aquellas cristalinas aguas que invitaban a adentrarse en sus entrañas.
Bendito mar que oculta secretos, que hacía a mi corazón latir más fuerte de lo normal, al sentir que el oleaje se disipaba en mi cuerpo. Tenía que indagar lo sigiloso de aquella armonía que sonaba con dulce exquisitez para deleite de mis sentidos. Conocer aquella musicalidad que tanto habían escuchado mis antepasados.
Hoy al estar junto a la orilla, mi corazón sentía una sublime sensibilidad, aquel sentimiento que solo se puede experimentar cuando vamos en pos de lo desconocido. Justamente era lo que ansiaba, mi quimera, la esperanza, el sueño anhelado. Internarme en sus aguas y percibir el olor a sal, hizo que me empezara a dormitar.
En unos instantes, mis ojos observaban fascinados las maravillas más increíbles que humano alguno pudiera imaginarse. Me encontraba en un paraíso marino, veía por doquier bellas sirenas de brillantes colores que entonaban melodías cautivantes, como agraciadas diosas, tan hermosas como ángeles, que empecé a comprender de dónde provenían las coplas, letrillas y serenatas, aquel canturreo que invitaba a tararear las trovas que emitían las olas de aquella playa manabita.
Arpas, acordeones, flautas, saxofones, clarinete…cómo olvidar aquellas dulces mágicas sinfonías.
No podía creer lo que mis ojos observaban en aquel santiamén: castillos, caballitos de mar, pececillos, reptiles, aves multicolores que rondaban sobre mi cabeza. No lograba vislumbrar lo que mis retinas miraban, me encontraba atónita ante tanta hermosura, aquel atractivo que recién empezaba a asimilar, sollozaba, estaba realmente emocionada, sentía algo hermoso dentro de mi ser, al descubrir lo que tanto tiempo llamó mi curiosidad.
Empecé a despabilar y solo pude sentir fortuna y paz, al revelar el gran misterio que durante siglos encerraban los cánticos sublimes de aquella playa manabita.
Foto: Birmania del Rocío Mera Mero.
Revista digital: https://onx.la/ab82a
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